¡Faranduleros!
Después de los últimos sucesos, el «Sol de México» ya no puede culpar a la noche, a la playa, o la lluvia del ocaso inminente que está viviendo. Y es que Luis Miguel está pasando por la crisis más grande de sus 34 años de trayectoria y sus 46 años de vida. Conciertos cancelados, numerosas demandas y una supuesta sordera, han hecho sonar todas las alarmas sobre el que podría ser el final de su carrera. Porque, al parecer, ya nadie confía en el artista. Ni siquiera sus ex colaboradores se atreven a defenderlo. Menos aún su ex mujer, quien esta semana lo ha acusado públicamente de abandonar a sus hijos y ser mal padre, desatando la ira de sus «incondicionales», quienes le han jurado lealtad hasta que no cante ni una sola nota.
Hace meses ya habían comenzado los rumores: Luis Miguel estaría bebiendo más de la cuenta, lo que lo habría obligado a suspender algunos conciertos en su propio país –según informaron medios como Televisa–. No obstante, la verdadera preocupación por la salud del cantante comenzó el año pasado, cuando se viralizó un vídeo donde se veía cómo el intérprete se lanzaba, inesperadamente, contra el suelo durante una actuación en la ciudad de Palenque, en el sur de México. «Luismi, otra vez borracho», titulaban algunos de los periódicos de la Ciudad de México, sin sospechar que durante los próximos meses la situación se agravaría.
En noviembre de 2015, el cantante comenzó con las cancelaciones masivas de sus shows. Primero suspendió un concierto, después de cantar sólo tres canciones, alegando que no aguantaba el aire acondicionado, a pesar de que el comentario generalizado de los asistentes fue que el divo mexicano apenas recordaba las letras de sus propios temas. Así, un mes después, canceló el tour que lo llevaría hasta Estados Unidos, a causa de un «resfriado» que no le permitía levantarse de la cama. Sin embargo, el golpe más duro lo vivió en marzo pasado, al postergar todos los conciertos que tenía programados en el Auditorio Nacional de México. Allí volvió a surgir la duda que, a esas alturas, ya resultaba ineludible: «¿Qué le pasa a Luis Miguel?».
Soberbia y problemas de salud
La primera de las teorías, y en la que se sustentan sus representantes, tiene que ver con un trastorno llamado «tinnitus», el cual genera sonidos o golpes en un oído del cantante. «Es una situación complicada. Tienen que pensar que yo empecé con nueve años esta carrera: con la música, los decibelios, los conciertos. Son más de 30 años expuesto a sonidos muy fuertes«, explicó, quien ha sido considerado «el rey del bolero», al periódico argentino Clarín, en noviembre de 2015. Pero, aunque durante la misma época también aseguró que ya se sentía mejor, su portavoz ha vuelto a recurrir a la misma excusa durante este año, además de repetir que el cantante sufre de un cuadro de laringitis.
Sabemos que Luis Miguel se recuperará. No obstante, jamás volverá a ser el mismo debido a que «sus problemas de salud y adicción a las drogas, lo llevarán a seguir subiendo de peso.» Una predicción que poco le ha importado al cantante, quien aún se mantiene en silencio. No había escrito en Twitter desde el 4 de mayo, ni había actualizado su Instagram. Sin embargo, este viernes colgó una foto donde se lee «bajo construcción», en la que algunos se atrevieron a preguntar si se trata de una reconfiguración de su página o de la reconstrucción de toda su carrera.